Mónica Marcos | Sobre mí
- 28 ago
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Soy Mónica Marcos y, desde muy joven, me he sentido dedicada a la salud y a la expansión de la conciencia. Vengo de una familia de médicos y, ya sea por herencia o por una llamada interior, a los 17 años viví un profundo despertar que me abrió al camino del corazón.

Mi recorrido profesional comenzó con los estudios de fisioterapia, seguidos de un Máster en Osteopatía, que me reveló un universo lleno de posibilidades. En el camino comprendí que la verdadera salud no consistía solo en trabajar con el cuerpo, sino también en integrar la mente. Esto me llevó a estudiar Programación Neurolingüística (PNL) e Hipnosis, unificando cuerpo y mente en una visión más completa del ser humano.

Más tarde emprendí un viaje por la Amazonía, donde aprendí de sabios sanadores el lenguaje de las plantas y su capacidad para devolver el equilibrio a la vida humana. Aquella experiencia dejó en mí una huella profunda, abriéndome la puerta a una comprensión más amplia de lo que llamo la Gran Mente: la inteligencia universal que sustenta y organiza todos los procesos de la vida; un campo de sabiduría del que el cuerpo y la mente humanos forman parte de manera continua. En términos más contemporáneos, lo que las tradiciones ancestrales llamaban el Gran Misterio o la Gran Mente puede describirse como el campo subyacente de interconexión, al que la ciencia moderna se acerca a través de la teoría de sistemas, la física cuántica y el estudio de la conciencia.
A lo largo de mi camino me he formado tanto en disciplinas médicas científicas como en prácticas espirituales y chamánicas. He aprendido, a través de la hipnosis clínica, la PNL y la neurociencia, cómo el estado de la mente puede moldear profundamente la realidad. Desde una perspectiva científica, estos enfoques muestran cómo el cambio en los patrones de pensamiento y en la actividad cerebral puede generar transformaciones medibles en la percepción, el comportamiento e incluso en la fisiología (las funciones del cuerpo).
Al mismo tiempo, en prácticas chamánicas como el temazcal (un baño de vapor tradicional), he sido testigo de cómo los estados alterados de conciencia, marcados por ondas cerebrales más lentas, abren la puerta a nuevas perspectivas de la realidad y a experiencias de sanación más profundas.
Para mí, las disciplinas médicas científicas y las prácticas espirituales y chamánicas no están en oposición, sino en diálogo. La ciencia ofrece el marco para comprender los mecanismos de la transformación, mientras que las tradiciones espirituales nos recuerdan el misterio y la sacralidad del proceso. Las técnicas que he aprendido a lo largo de mi camino, ya estén enraizadas en la neurociencia o en la sabiduría ancestral, confluyen en un mismo punto: el reconocimiento de que al cambiar nuestro estado de conciencia se abre la posibilidad de una sanación y una renovación profundas. Esta combinación única me ha permitido tender un puente entre dos mundos, la ciencia y la espiritualidad, y descubrir maneras de unir al ser humano en todas sus dimensiones.

Mis primeros pasos en la Osteopatía Biodinámica fueron con el Dr. Christian Sullivan, cuya enseñanza me introdujo en una nueva forma de percibir la salud a través de las leyes de la naturaleza. Con él aprendí a ver el cuerpo no solo como una estructura, sino como un cuerpo fluido, como un océano en constante movimiento. Me presentó el concepto de luz líquida, entendido como el líquido cefalorraquídeo, que nutre y conecta todo el sistema. Esta perspectiva me permitió reconocer cómo la salud se expresa a través de ritmos, mareas y flujos sutiles que sostienen el equilibrio interno del cuerpo. Actualmente continúo mi formación con Carlos E. Marques, quien profundizó mi comprensión y me ayudó a encarnar este enfoque con mayor claridad y coherencia.
Tras más de 18 años acompañando a personas en sus procesos de transformación y sanación, puedo afirmar con certeza que la Osteopatía Biodinámica es una de las formas más respetuosas, holísticas y completas de acercarse al ser humano. Aquí algunos ejemplos de los profundos efectos que este enfoque ha tenido en mis pacientes:
Ciática Neurológica | Un hombre de unos cuarenta años acudió con un dolor ciático intenso (dolor nervioso que va desde la parte baja de la espalda hasta la pierna). Normalmente, la recuperación de esta condición requiere varias semanas de tratamiento. Sin embargo, tras una sola sesión biodinámica, centrada en el sacro (el hueso triangular en la base de la columna) y su conexión con la base del cráneo (la parte inferior del cráneo), su dolor disminuyó de forma notable y recuperó la movilidad. Este caso muestra la rapidez con la que el cuerpo puede reorganizarse cuando se le ofrecen las condiciones adecuadas para la salud.
Estreñimiento Crónico | Una mujer de unos treinta años llevaba años luchando con estreñimiento crónico, a pesar de los cambios en la dieta y los tratamientos médicos. A través de sesiones biodinámicas centradas en las estructuras más profundas de su cuerpo (la pelvis, el sacro y el sistema visceral – los huesos en la base de la columna y los órganos en la zona abdominal), su ritmo digestivo se fue restaurando poco a poco. Relató haber recuperado la regularidad en las deposiciones, así como una mayor sensación de vitalidad y ligereza.
Síndrome del Intestino Irritable (SII) | Un hombre de unos cuarenta y cinco años sufría de SII, con episodios alternados de estreñimiento, diarrea e hinchazón abdominal pronunciada. Tras varias sesiones, notó una disminución progresiva de los síntomas. Lo que más le sorprendió fue el alivio del estrés y la ansiedad subyacentes, que reconoció como estrechamente vinculados a sus problemas digestivos. A medida que su sistema nervioso se calmaba, también lo hacía su digestión.
Ansiedad y Restricción Respiratoria | Una mujer de unos veinte años acudió con ansiedad y la sensación de no poder respirar plenamente. Durante las sesiones, el trabajo se centró en el diafragma (el principal músculo de la respiración) y en los ritmos respiratorios craneales (los movimientos sutiles en la cabeza vinculados a la respiración y la relajación). Poco a poco, su respiración se fue ampliando. Más tarde compartió que no solo había mejorado su capacidad física, sino que sus ataques de pánico habían disminuido y se sentía más tranquila en la vida cotidiana.
Paz Interior y Equilibrio Emocional | Varios pacientes han relatado beneficios emocionales que no esperaban tras el tratamiento. Una mujer compartió que, después de unas pocas sesiones, un profundo estado de calma interior regresó a su vida diaria. La ansiedad de años disminuyó, su sueño mejoró y se sintió más resiliente ante situaciones de estrés. Para ella, el mayor regalo no fue solo la ausencia de síntomas, sino la recuperación de un estado de paz que creía haber perdido para siempre.
Lactante con Dificultades de Lactancia | Un bebé de dos meses fue llevado a consulta con importantes dificultades para engancharse y alimentarse. Los padres describían una creciente frustración, pérdida de peso y noches sin dormir. Durante la sesión biodinámica, el contacto suave con la base del cráneo (la parte inferior del cráneo) y el diafragma (el principal músculo de la respiración) ayudó al sistema del bebé a entrar en quietud. Poco después, el bebé comenzó a succionar con mayor eficacia. Al día siguiente, la alimentación se había normalizado, lo que trajo un profundo alivio a toda la familia.
Recuperación Post-COVID | Un hombre de unos cincuenta años buscó apoyo por dificultades respiratorias persistentes tras una infección por COVID-19. Describía fatiga y respiración superficial. A través de la osteopatía biodinámica, centrada en restaurar el movimiento de los fluidos y la movilidad del pecho (tórax), su capacidad pulmonar aumentó y su energía mejoró. Después de varias sesiones, pudo volver a realizar ejercicio físico moderado sin sentir falta de aire.
Estos son solo algunos de los casos que he tenido el privilegio de acompañar y, con el tiempo, he llegado a darme cuenta de lo profundamente que el cuerpo revela su sabiduría cuando se le ofrecen las condiciones adecuadas para sanar. Se ha convertido en el camino más coherente y profundo que he encontrado, recordándome que el verdadero papel del terapeuta no es imponer, sino acompañar, escuchar y permitir que la sabiduría natural del cuerpo se exprese plenamente. En este espacio donde la ciencia se encuentra con la espiritualidad, he hallado una manera de honrar la complejidad de la vida y de apoyar a otros en la reconexión con su potencial innato de salud, equilibrio y plenitud.
Este año, 2025, me trajo algo completamente inesperado: la oportunidad de conocer a Maarten y Monika. Lo que comenzó como un simple encuentro fue creciendo poco a poco hasta convertirse en una profunda amistad, alimentada por experiencias compartidas y conversaciones significativas.
Un día, mientras Maarten y Monika me acompañaban como coaches en mi proyecto personal, surgió entre nosotros una poderosa pregunta:
¿Qué necesita realmente el mundo y la humanidad en este momento para vivir en armonía, paz y felicidad?
En ese instante comprendimos que la respuesta va mucho más allá de sanar el cuerpo y la mente. Lo que se necesita es una manera de abordar al ser humano desde lo macro hasta lo micro, integrando la sanación con la educación, la conexión y el propósito. Vimos lo esencial que resulta ayudar a las personas a crear vínculos auténticos, a reconectar con los ritmos de la naturaleza y a alinearse con una mayor coherencia universal.
En este trío, cada uno de nosotros aporta un don muy distinto a esta visión:
Monika, con su talento como educadora inspiradora y transformadora.
Maarten, con su sabiduría como coach empresarial y visionario.
Y yo misma, con mis habilidades para guiar a las personas en su camino de sanación.
Nos preguntamos:
¿Qué pasaría si uniéramos estos dones en un solo proyecto?
De esa pregunta nació Quantum Flow: un espacio donde nuestras fortalezas únicas convergen para crear un impacto transformador, ofreciendo al mundo algo de un valor incalculable: la posibilidad de vivir de manera más equilibrada, conectada y en sintonía con el ritmo cuántico universal de la vida.











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